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Hablando de desarmadores

Hablando de desarmadores

El desarmador es quizá la herramienta más simple y sin embargo, si usamos el incorrecto podemos dañar o como se le conoce comúnmente “barrer” el tornillo que intentamos fijar o quitar; incluso podríamos lastimarnos a nosotros mismos. Los desarmadores hicieron su primera aparición a principios del siglo XV. A partir de ese día no ha cambiado mucho la idea pero si han evolucionado las puntas conforme han aparecido más dispositivos electrónicos y máquinas eléctricas que cada vez tienen tornillos más sofisticados. Las partes que componen un desarmador podemos verlas en la Figura 1.

Figura 1. Partes de un desarmador. 

Mango: Puede ser de diferentes materiales como madera, PVC y otras resinas plásticas es muy importante seleccionar uno aislante si trabajaremos en medios eléctricos para evitar accidentes. Es la parte por la cual sujetamos el desarmador y en ocasiones poseen diseños que facilitan el agarre.

Núcleo: Es el centro de nuestra herramienta, une el mango con el cuerpo; por lo que debe ser de alta calidad para así asegurar resistencia.

Cuerpo: También conocido como varilla, es la parte que posee el elemento más importante; la punta. Su grosor y longitud varia, algunos son flexibles para llegar a lugares difíciles.

Punta: También conocida como cabeza es la parte más importante ya que su forma debe coincidir con el tornillo para hacerlo girar. Cuando las puntas son de color negro significa que tienen protección contra la oxidación y mayor precisión, algunos desarmadores tienen puntas intercambiables lo que permite tener un solo cuerpo con múltiples puntas que podremos usar según nuestras necesidades. En la Figura 2 se encuentran los tipos de puntas más comunes.

Figura 2. Pesos de objetos.
Figura 3. Desarmador de puntas intercambiables. 
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